Cuando una
derrota es inapelable, cuando no quedan fuerzas para contestar. Todo ha ido mal
y ha sido, en parte por culpa tuya, por demérito, por escasez de ideas. Pero en
parte, también, por una arrolladora apisonadora que has tenido enfrente. La Eslovenia
de Doncic fue lo más parecido a una máquina trituradora en el partido del otro
día. Es así.
Hay quien dice
que es mejor una derrota así, sin paliativos, que una por un punto o por un
fallo mínimo al final. Puede tener razón. Esto es incontestable, no hay opción
a poner un pero. Es cierto que también es humillante en cierto modo, despedirte
así del campeonato soñado. Del torneo en el que te presentabas como la máxima
favorita. Tiene algo de decepción, casi fracaso, perder de la manera que lo
hicimos en este ya jueves aciago del baloncesto español. Pero es mejor
afrontarlo.
Es mejor
aceptar que Eslovenia viene fuerte y que la dimensión de Luka Doncic es, cada día,
más inesperada. El base-escolta-alero y casi ala-pivot es lo más descarado que
se ha visto en Europa desde Drazen Petrovic. Es un tipo que, con 18 años, desafía
todas las leyes de la lógica. Es lo mejor que uno ha visto en 25 años. Y el
otro día se nos comió enteritos. Un jugador capaz de dominar el partido más que
de jugarlo. Y eso es oro puro en estos tiempos.
Y por nuestra
parte nada. Nada que objetar y, a la vez bastante que decir. En el primer
partido serio de verdad, fuera. No dio, en esas circunstancias, la selección la
talla. Porque se sufrió ante Turquía y Alemania pero se solventó todo en un
gran último cuarto. Pero esta Eslovenia dominó todo el encuentro a la selección.
Hay que aceptar la derrota, pero buscar también explicaciones.
Acierto a
atisbar que en el tiro exterior había bajas, que Llull, Rudy, Pau Ribas, Abrines,
Mirotic es mucha tralla fuera. También es verdad que algo injusto acordarse de
ellos sólo en la derrota. Acierto a decir que los Gasol han asumido el rol de
dominadores siempre, demasiado para ellos. Se observa una evolución muy buena
en los Hernangómez, pero ¿suficiente?. Esperemos que sí, pero el último partido
ha creado dudas.
El bronce será
el mal menor. Pero será, también, un gran resultado. No nos olvidemos que esta
selección no se baja del podio desde 2005 y desde 1999 siempre ha habido
medalla menos ese año, en Serbia, sin Pau Gasol. Rusia será el contrincante el
domingo a las 16.00 h en un buen partido de baloncesto. Como en Río, hace un
año, acabar con metal será un buen sabor de boca, pero Scariolo verá este
partido de semifinales ante la explosiva Eslovenia una y mil veces. Hasta que
encuentre la razón, hasta que se canse.